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Portentos

Tlahuac Mata

Hay tres ejes fundamentales que constituyen este cuerpo de obra. El primero sería la pintura novohispana que se encargaba de representar el paisaje del nuevo mundo . El segundo es el concepto de calentamiento, no solo entendiéndolo como el fenómeno del calentamiento global, sino la idea de un clima calido, como una forma humana de superar la adversidad del invierno cósmico. Y por último, la visita que realizó el artista a la selva amazónica del Perú, dónde de una forma u otra los otros ejes anteriores se cristalizan al observar la huella humana sobre la selva y sus estragos en el medio ambiente; de esta forma las fuentes cobran un sentido revelatorio, casi místico para el artista.

Es por esto que hablamos del Portento, un fenómeno cuya naturaleza es sorprendente y espectacular y de igual forma aterradora y ominosa. Tlahuac condensa en cinco diferentes series una narrativa visual no lineal con sus investigaciones y obsesiones sobre el cambio del paisaje gracias a la voluntad del hombre en aras de la civilización.

Gran parte de las influencias en las obras vienen de pinturas novohispanas que retratan los “avances” o mejor dicho los cambios en la naturaleza y paisaje originarios, obra de la misión peninsular sobre el mundo indígena de México y el Perú y en general de todos los territorios colonizados. Es esta fuerza del hombre y su depredación la que da nacimiento a los prodigios que representa el artista.

Si bien durante los primeros años de la Nueva España se erigieron ciudades y catedrales sobre las tierras que alguna vez fueron sagradas para sus habitantes, desastres inauditos están ocurriendo en nuestro tiempo, en consecuencia, y por qué no decirlo, como venganza por la alteración y explotación que sufre nuestro planeta cada día.

Dentro de las pinturas que verán se encuentran, como si fueran profecías, imagenes destinadas a ser parte de nuestra realidad más próxima, o que de alguna forma ya son parte de nuestro cotidiano visual. Cataclismos naturales afectando nuestros supuestos símbolos de avance y modernidad, luces que se liberan con la energía de la tierra misma, o el camino del deshielo de las montañas andinas, son parte de las tensiones dentro de estas piezas pictóricas realizadas con perfecta ejecución en diferentes soportes que incluyen el óleo sobre cobre ó fresco sobre tezontle, técnicas antiguas utilizadas por los maestros criollos e indígenas de la colonia que Mata Trejo retoma para seguir contando la historia de nuestro terco apego a seguir existiendo a pesar de las consecuencias.

Y es justamente éste el más aterrador de los portentos, el más maravilloso y oscuro de todos, la enajenación del hombre por seguir vivo en este planeta de recursos finitos, una pesadilla de ciencia ficción que ni Burroughs pudo imaginar en su Interzona. Tlahuac Mata nos presenta una Neo Tenochtitlan que se niega a hundirse a pesar de las aguas.

Laos Salazar - Curador